El subsecretario de Agricultura para operaciones, Ariel T. Cayanan, dice que los comerciantes privados están teniendo dificultades para comprar ajo en el extranjero debido a que la oferta es limitada.
"Quizás podríamos reducir los aranceles del ajo para que a los comerciantes les resultara más rentable importarlo. Los comerciantes aseguran que pierden dinero porque el coste del ajo es alto. La oferta es limitada porque, en estos momentos, el ajo de China está en temporada baja", declara Cayanan en una entrevista con los medios.
"Todavía tenemos que consultar con la oficina de políticas y planificación para determinar si es posible reducir los aranceles a las importaciones de ajo. También nos vamos a reunir con las agencias interesadas para determinar cómo abordar la situación", añade.
La exportación de ajos a Filipinas está gravada con unos aranceles del 3% y están sujetas a un impuesto sobre el valor añadido del 12%, como muestran los datos de la Comisión de Aranceles. La producción de ajo del país en el primer trimestre de 2017 creció un 3,1% hasta 7.030 toneladas, desde las 6.820 toneladas registradas hace un año, según datos de la Autoridad de Estadísticas de Filipinas (PSA). Sin embargo, dado el creciente tamaño de la población y el aumento de la demanda de ajo, las autoridades no confían en que la demanda se pueda satisfacer con el producto local.