España: Las previsiones de cosecha de cítricos no se corresponden con el volumen exportado
De ahí que el CGC censure que se usen los aforos oficiales sobre la cosecha para hacer proyecciones sobre precios futuribles o sobre una mayor o menor rentabilidad. Crítica que la entidad extiende con mayor motivo a las recomendaciones realizadas a partir de aforos oficiosos, hechos sin los mínimos medios exigibles, sin rigor y parciales pues no en vano se realizan a partir de estimaciones sobre una región productora que, como la valenciana, no es representativa pues sólo acapara un 55,8% de la producción nacional de cítricos y un 15,5% de la mediterránea.
"Hacer recomendaciones a los agricultores sobre precios en julio o en agosto -en función de cálculos improvisados y sesgados- es irresponsable, poco menos que un brindis al sol. Hacerlas en septiembre-octubre, una vez conocidos los aforos regionales, también puede ser aventurado porque dependen de la oferta y la demanda, y durante una campaña hay demasiados factores aleatorios que incidirán sobre las cotizaciones y sobre el volumen exportado", advierte el presidente del CGC, Vicente Bordils. "Los precios y la rentabilidad no dependen de un porcentaje de subida o bajada de la cosecha y menos aún de la que se prevea sólo para la Comunidad Valenciana", insiste Bordils.
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No en vano, desde que se aforan los campos en última instancia en agosto, pueden concurrir multitud de incidencias determinantes en la oferta y en la calidad de la misma: la ausencia/presencia de lluvias estivales, el espaciado de riegos en función de periodos de sequía, la realización de aclareos para facilitar el engorde de la fruta en el árbol, las lluvias de octubre que pueden mejorar el calibre de la fruta y elevar la cosecha de variedades de media estación y tardías, pedriscos o heladas en invierno... O que afecten a la demanda de nuestros cítricos, como el prolongamiento de altas temperaturas en los países del centro y el norte de Europa que desincentivan el consumo; la concurrencia de producciones más baratas de países mediterráneos (Egipto, Marruecos o Turquía); vetos de naturaleza política como el aplicado por Rusia o el solapamiento con el arranque o final de las producciones del hemisferio sur...
Así lo refleja el citado informe del CGC basado en datos oficiales, que confirma que en sólo una de las diez temporadas analizadas -en la 2015/16- se dio similitud entre el porcentaje de descenso de la cosecha citrícola nacional prevista dada a conocer en torno a septiembre-octubre (del -12,5%) con la caída efectivamente experimentada en la exportación (del -13%). Y tan inusual paralelismo se pudo dar porque la comparación se realizaba con la 2014/15, una campaña anómala en la que se alcanzó el récord histórico en ventas al extranjero (4,15 millones de T.).
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De las nueve comparaciones realizadas (sobre las 10 últimas campañas) en sólo cinco se confirmó la tendencia (esto es, que un incremento en el aforo previsto significara un aumento en la exportación o que una caída se reflejase después en un descenso de las ventas al extranjero) y en las cuatro restantes se dio la inercia contraria (que con menor aforo se lograra mayor exportación o que con mayores previsiones se exportase los mismo o menos).
El comportamiento de los mercados parece seguir un patrón más estable, alejado de los vaivenes que marcan los aforos primeros o incluso de los balances sobre la cosecha final. De hecho, como también destaca el estudio, reducciones de cosecha de hasta un -12,5% en la previsión (al arranque de la campaña) o del -14,3% en el balance nacional, no se han traducido en ningún caso durante las últimas siete campañas en exportaciones por debajo de los 3,6 millones de toneladas, un volumen nada desdeñable que es, de hecho, el quinto mayor tonelaje de cítricos exportado desde España y más que suficiente para servir a la gran distribución europea. Sin ir más lejos, entre la campaña 2015/16 y la presente 2016/17 --con una diferencia que, a falta de conocer el balance, seguro no será menor del millón de toneladas al alza en producción-- va a presentar un volumen de exportación muy similar.
Por todo ello, el CGC concluye que, siempre que se vele por preservar el patrimonio citrícola español, con los medios necesarios para prevenir la entrada de las plagas y enfermedades que -como el HLB o la Xylella (Clorosis Variegada)- suponen una grave amenaza para nuestra citricultura, España tendrá suficiente producción para superar las vicisitudes de cada campaña y garantizar el suministro a todos los clientes europeos en el invierno mediterráneo.