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“Tuvimos que destruir una gran parte del producto, porque los precios no cubrían los costes”

Radicchio di Chioggia, una catástrofe sin precedentes en Italia

El radicchio de Chioggia ha sido fuertemente golpeado por la crisis sanitaria, desde que empezó en marzo hasta el día de hoy. El 8 de junio de 2020, en el mercado mayorista de Chioggia (Venecia) se pagó el radicchio redondo a 0,08 €/kg. "Por eso en los meses de abril y mayo optamos por destruir una parte de la cosecha, porque esperábamos aumentar los precios, pero al final no lo hemos conseguido", dice Giuseppe Boscolo Palo, productor y referente en el mercado mayorista.

Boscolo Palo no usa términos medios: "Tenemos que decir las cosas como son. La pandemia solo ha exacerbado una situación ya grave de por sí. La crisis del radicchio de Chioggia se deriva en gran medida del stock de productos conservados en frío. Hasta hace unos años, la producción de las cooperativas y los almacenes privados en regiones del centro de Italia terminaba a finales de marzo y no se solapaba con la veneciana, mientras que durante los últimos años se ha estado superponiendo, lo que ha causado una sobreoferta".

Giuseppe Boscolo Palo, en una foto de archivo

El radicchio de Chioggia se produce sobre todo en abril y mayo. En estos 2 meses, se cosecha el 65% de los volúmenes y el 70% del valor de todo el año. En 2020, el ingreso ha sido casi nulo. "Tenemos que pagar a los proveedores por la producción de primavera, y debemos invertir para la próxima temporada. ¿Pero cómo podemos hacerlo?", dice Boscolo Palo.

"Y que la gran distribución no venga a hablar de ética, de publicidad en la televisión o de honradez. No hemos visto la ética por ningún lado, o muy pocas veces. Ahora todos mis esfuerzos se pierden en un único objetivo: amortizar los costes de producción. Entonces, ¿a quién se le puede llenar todavía la boca con la palabra 'ética'?".

En cuanto a la disponibilidad de mano de obra, Boscolo Palo es lapidario: "No hemos tenido problemas con la mano de obra, sino con las ventas. Tuvimos que destruir una gran parte del producto, porque los precios no cubrían los costes. Pero los productores no tenemos los recursos para invertir. Además, toda la cadena de suministro pierde: desde los proveedores de medios técnicos a los trabajadores, desde los transportistas a los fabricantes de envases y envasadores. Creo que los recursos económicos también deberían ir a las empresas agrícolas, porque al apoyarnos damos trabajo a toda la cadena de suministro".

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