¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber

El calor de agosto está siendo desastroso para la producción de lechuga belga

Los días calurosos de la semana pasada son desastrosos para los rendimientos del cultivo de lechuga durante las próximas dos semanas, de acuerdo con el productor belga Johan Desmet, quien se dedica al cultivo hidropónico de varios tipos de lechuga. La producción se lleva a cabo en invernaderos sobre una superficie de 5 hectáreas. También Geert Van Hulle, otro productor de lechugas de la zona, ha tenido problemas por el calor.

Debido a la pérdida de producto y a la disminución de calidad, Johan estima la merma de ingresos hasta en un 50% entre esta semana y la próxima. "El cultivo de lechuga sufre cuando la temperatura supera los 40 grados en el invernadero, y eso ocurrió cuatro días seguidos la semana pasada. Las consecuencias se están notando ahora".

Además de la pérdida de producto, Johan está preocupado por la pérdida de calidad de las lechugas que han logrado sobrevivir. "La pérdida de calidad puede perjudicar mi buena relación con los clientes. Prefiero entregar menos cantidad pero con buena calidad que al revés".

Mal verano
La cosecha interrumpida por el calor es otro revés para Johan este verano. Aunque junio, julio y agosto son los mejores meses para la lechuga, este año no va bien. "Los precios han sido decepcionantes hasta ahora, en parte por la abundancia de oferta", dice el productor.

La semana pasada, las subastas en Bélgica registraron precios de 31 céntimos para las lechugas, el principal cultivo de Desmet. "Los precios eran incluso de solo 15 céntimos hace dos semanas", lamenta el productor, según el cual, el precio mínimo para ganarse la vida dignamente es de 35 céntimos. Aunque puede que los precios suban por los daños causados por el calor, la merma de producción hará que el productor difícilmente pueda beneficiarse de esto.

Afortunadamente, la primavera no fue mala. "El coronavirus no ha tenido un impacto negativo en nuestro negocio. Nuestros productos se venden al sector retail y, debido al confinamiento, las ventas fueron de maravilla". Las buenas ventas se tradujeron en precios relativamente buenos, también porque la competencia del cultivo de campo abierto es menor en primavera.

Cultivo de lechugas para la hostelería
El productor Geert Van Hulle se vio más afectado por la crisis del coronavirus. Geert y su hijo Alfons cultivan doce tipos diferentes de lechugas en 2 hectáreas de invernaderos y 1,5 hectáreas de campo abierto, suministradas exclusivamente a la hostelería. Debido al confinamiento, este mercado desapareció por completo en los meses de marzo y abril, por lo que la cosecha tuvo que ser destruida. Gracias al programa gubernamental en apoyo a los sectores afectados, Geert fue compensado por una parte de la cosecha destruida.

El cierre de la hostelería motivó a Geert a culminar la transformación al cultivo ecológico, proceso que se inició el año pasado. Además, padre e hijo han decidido cambiar la estrategia de ventas y suministrar parte de la producción al retail. "Ahora estamos trabajando con la cadena de supermercados de productos ecológicos Bio-Planet y va realmente bien. Incluso compran más de lo acordado inicialmente".

No obstante, la lechuga ecológica se vende actualmente como producto convencional. "Hace falta un período de dos años de producción ecológica antes de poder comercializar el producto bajo la etiqueta ecológica", explica el productor.

Desde la reapertura de los bares y restaurantes en el mes de junio, las ventas al sector hostelero se han recuperado. Sin embargo, la recuperación no ha sido completa. "Las ventas son aproximadamente del 80%", dice Geert, que trabaja con precios fijos. "2020 es un año para olvidar rápidamente. Nunca podremos recuperar las pérdidas de marzo-mayo", dice el productor.

La sensibilidad al calor varía según el tipo de lechuga
A Geert también le ha perjudicado el calor. "Con temperaturas superiores a los treinta grados es difícil evitar el calor en el invernadero, sobre todo si no refresca por la noche, como fue el caso la semana pasada. El calor hace que las plantas suban y que la lechuga recién sembrada no brote".

El productor, que cultiva diferentes tipos de lechuga, como lechuga trocadero, rúcula, lollo bionda, escarola, mizuna o tatsoi, dice que la sensibilidad al calor varía mucho según la variedad. "La lechuga trocadero sufre menos pérdidas que las variedades de hoja de roble, para las cuales la merma puede llegar hasta el 20%. Los canónigos son el grupo de mayor riesgo frente al calor. En realidad, es un cultivo de invierno que no soporta el calor".