En la localidad asturiana de Los Bayos, en la ribera del río Aboño, se encuentra en plena temporada de recolección la plantación de minikiwis de Kiwín Bio, una empresa gestionada por la emprendedora Cristina Secades Cicero, quien en 2016 decidió convertir una finca de su bisabuela en un proyecto profesional basado en el cultivo ecológico de minikiwis. "Si algo tenía claro es que iba a ser un proyecto basado en la sostenibilidad; cuando te gusta la naturaleza no hay otra forma de trabajar que no sea en ecológico".
Esta ingeniera forestal que dejó su trabajo por cuenta ajena para dedicarse a la agricultura ideó tanto el sistema de riego como el de antiheladas, que funciona con aspersores en altura que mantienen la planta mojada por encima de los cero grados. Para evitar que la avispa asiática deje su marca en la fruta, las trampas son otro complemento indispensable. Asimismo, cuenta con placas solares, un molino de viento de fabricación casera para extraer agua de un pozo y en sus fincas campan gansos, pitas pintas y ovejas que se encargan de la siega.
Los minikiwis tienen mucha fibra y con 100 gramos se cubre el 90% de necesidades diarias de vitamina C. Del tamaño de una uva, se comen con la piel, donde se acumulan los antioxidantes. También proporcionan minerales, vitamina B6 y B8, calcio y luteína.
Entre sus objetivos para el futuro no está crecer en extensión, pero sí aprovechar al máximo la producción de minikiwis. "Alcanzará su máximo en el octavo o noveno año", apunta la emprendedora. Asimismo, quiere diversificar y hacer productos elaborados, lo que le permitiría tener ventas durante todo el año y que el desperdicio de la fruta sea cero.
La temporada se prolongará hasta noviembre y desde Kiwín Bio se prevén cosechar unos 200 kilos. La fruta se puede adquirir directamente en la finca, aunque Cristina también colabora con otros productores y comercios de cercanía. "Este año ofrezco tres formatos, de 250 gramos, 500 y 1 kilo, prácticamente de la planta a la mesa", destaca.
Fuente: elfielato.es