"Está siendo un año muy difícil para la batata, independientemente del país de origen", dice un especialista del mercado. "Sigue siendo difícil repercutir el aumento del coste de producción en los precios de venta. Si bien la batata es la misma, los márgenes de beneficio para los productores disminuyen. Los fertilizantes, por ejemplo, son tres veces más caros, pero aún no podemos repercutir este coste a los consumidores, en parte debido a la inflación".
"El cultivo rentable de batatas es casi imposible en estos momentos. Además, la calidad de esta temporada no es la mejor y la cosecha es bastante grande. No será fácil despachar todas las existencias antes de que salga al mercado la nueva cosecha. La temporada que viene habrá muchos menos volúmenes de batatas, ya que varios productores no tienen los medios suficientes para la siembra y se desaniman por los bajos precios actuales. Por lo tanto, esperamos una gran diferencia en la relación entre la demanda y la oferta la temporada que viene".