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El precio de los tomates se dispara en Marruecos desde menos de 4 dírhams el kilo hasta los 12 dírhams

Tres años de sequía, las secuelas de la pandemia, las consecuencias de la guerra de Ucrania y un invierno inusualmente frío que ha retrasado algunas cosechas se han alineado desencadenado el alza de los precios de los alimentos en Marruecos en vísperas del Ramadán.

Othman Baqa, secretario provincial de Rabat de la Confederación Democrática del Trabajo (CDT, central socialista), acusaba este mismo domingo en Rabat al Gobierno de haber permitido la exportación masiva de frutas y verduras, mientras el precio de los tomates se disparaba desde menos de 4 dírhams (35 céntimos de euro) el kilo hasta alcanzar los 12 dírhams. “Mientras cierra los ojos ante [los beneficios de] los grandes agricultores e intermediarios, los ciudadanos ven cómo los precios se disparan”.

Y es que, además de todos los factores externos, como describe El País, desde el campo hasta la mesa, productos básicos como patatas o cebollas atraviesan un complejo –y largo– recorrido en Marruecos que va incrementando su precio a cada paso:

"Primero el guerraja (concentrador) acude con sus camiones a pie de huerta y compra en metálico, sin declarar ni un céntimo, toda la producción de un agricultor, que generalmente no tiene medios de transporte para vender en los mercados centrales ni está organizado en cooperativas".

"De ahí pasan al almacenista, que cuenta con depósitos y cámaras frigoríficas, y posteriormente al mandatario del mercado central, que se limita a cargar un 1% o 2% por autorizar la entrada, quien recibe la adjudicación del puesto desde el Ministerio del Interior".

Luego "llega el turno del mayorista, como en cualquier otra plataforma de distribución". Finalmente "entra en juego el chenaqa (estrangula-dor, literalmente), que interviene en negro para mover la mercancía hasta el detallista, a veces a través de un semimayorista que surte finalmente a comercios y vendedores ambulantes de frutas y verduras", detallaba el medio.

En respuesta al mensaje de descontento que llega desde la sociedad, el Gobierno marroquí ha prohibido las exportaciones de vegetales a los países de África Occidental y, entre otras medidas, también ha incrementado las subvenciones para la harina y los combustibles.

Sin embargo, podría no ser suficiente. “El clima general de descontento se encamina hacia una dinámica de contestación social que puede desencadenarse en las próximas semanas”, advertía el politólogo de la Universidad Mohamed V de Rabat Mustafá Sehimi en el portal digital Finances News.

 

Fuente: elpais.com / fnh.ma

Fecha de publicación: