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Impacto de La Niña en la agricultura chilena: retos y expectativas

Expertos en climatología de Chile, en entrevista con Frutas de Chile, anticipan la llegada del fenómeno de La Niña en julio, proyectando un escenario climático que podría tener consecuencias significativas para la agricultura. Según Patricio González, del Centro de Investigación y Agroclimatología de la Universidad de Talca (CITRA), y Fernando Santibáñez, de la Universidad San Sebastián, este fenómeno climático, exacerbado por el cambio climático, podría prolongarse por tres años, trayendo consigo heladas primaverales y escasez de precipitaciones.

La Niña, caracterizada por temperaturas más frías en el océano Pacífico, tiende a desviar los sistemas frontales hacia el sur de Chile, reduciendo las lluvias en la zona central y aumentando el riesgo de heladas tardías que afectan a cultivos como paltos, cítricos, carozos, uvas, cerezos y kiwis. La escasez de precipitaciones también podría dar como resultado menores caudales para el verano, agravando el estrés hídrico en las cuencas y limitando el agua disponible para riego.

Los efectos de La Niña no solo se limitan a las heladas y la reducción de lluvias, sino que también pueden incluir un aumento en las horas de frío, beneficioso para la floración de ciertos frutales, pero contrastado por la grave falta de agua, lo que afecta a cultivos que requieren alta demanda hídrica como trigo, arroz, maíz, arándanos, uvas de mesa y kiwis. La agricultura chilena, que utiliza el 80% del agua del país, enfrenta un desafío importante en la gestión de recursos hídricos.

La situación es particularmente crítica en regiones como Coquimbo, Valparaíso y Santiago, donde el proceso de desertificación podría intensificarse. Se espera que La Niña agrave la sequía en estas áreas, reduciendo aún más las precipitaciones y pronunciando la falta de agua. En contraste, regiones más al sur como La Araucanía podrían experimentar déficits hídricos menos severos.

Ante este panorama, se recomienda a los agricultores adoptar estrategias de conservación de agua, mejorar la eficiencia del riego y considerar la construcción de pequeños embalses para captar cualquier precipitación invernal. Además, se sugiere retrasar la siembra de cultivos de verano para minimizar el riesgo de exposición a heladas tardías.

El fenómeno de El Niño, que precede a La Niña, dejó un saldo mixto para Chile, aliviando en parte la sequía de la última década pero afectando la producción frutal debido a una primavera más fresca. Los expertos enfatizan que, a pesar de los desafíos presentes, los agricultores deben prepararse para adaptarse a estos ciclos climáticos extremos, que se han vuelto más frecuentes y severos debido al cambio climático.

Fuente: simfruit.cl

Fecha de publicación: