Sin necesidad de utilizar productos para la protección de cultivos y absolutamente higiénicas, se obtienen 25.000 lechugas diarias: este es el rendimiento de una nueva y gigantesca fábrica de hortalizas en Japón. En el futuro, este superinvernadero podría desplazar el cultivo en campo abierto.
Las expectativas son realmente enormes: en Japón se han puesto en marcha con éxito las primeras fábricas de hortalizas. La cosecha de hortalizas en estas fábricas en cien veces mayor que en campo abierto. Para Japón, que es un país montañoso, son muy buenas noticias, ya que la tierra cultivable es escasa.
Las fábricas tienen 20 pisos de altura y cada piso mide unos 40 centímetros. Aquí, las plantas se cultivan en un sustrato con una solución nutricional. El cultivo se lleva a cabo sin suelo y las raíces de la lechuga están adheridas a un material indestructible que puede ser reciclado, como la lana de roca, y que absorbe bien la solución nutricional. El agua tiene un recorrido cíclico, por lo tanto se utiliza 90% menos de agua que en un cultivo en campo abierto.
A diferencia de un invernadero normal, este es un sistema aislado hermético. Con este sistema, el dióxido de carbono en el aire puede aumentarse entre cuatro y cinco veces, lo que incrementa el crecimiento de las hortalizas. El aislamiento hermético evita la entrada de enfermedades o insectos dañinos. Tampoco requiere el uso de protección de cultivos. El aspecto decisivo para el éxito económico son las lámparas, que ofrecen una iluminación uniforme en cada uno de los veinte pisos. Además, se garantiza que las hortalizas obtenidas en estas las fábricas son higiénicas: contienen muchos menos gérmenes después de la cosecha que las hortalizas convencionales que se lavan minuciosamente.