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Un nuevo producto esencial en los fruteros

El auge de las mandarinas de California

Desde que la expansión de los huertos comenzara a finales de los 90, las plantaciones de de mandarinas de California se han multiplicado por diez, y actualmente el estado cosecha el 92% del cultivo nacional de mandarinas. Gracias a las nuevas ofertas y a la hábil comercialización, las mandarinas se han convertido en un elemento principal de los fruteros de Estados Unidos.

Aunque la cosecha de California ha aumentado, Florida, preocupada por la enfermedad del "greening" y las obsoletas variedades con semillas, ha sufrido una caída de su cuota hasta el 8% desde el 66%.

El consumo estadounidense de mandarinas se ha duplicado hasta los 2,3 kg al año por persona, mientras que las ventas de naranjas se han reducido.

Varias fuerzas han convergido para provocar el auge de la mandarina de California. Los consumidores demandan cada vez más frutas cómodas y fáciles de comer como los arándanos y las uvas sin semillas. En los años 70, España empezó a exportar clementinas —sin semillas, fáciles de pelar y de excelente sabor— al este de Estados Unidos, y el comercio aumentó de forma significativa después de una helada devastadora para los cítricos de California en 1990.

Dos variedades de mandarinas sin semillas y fáciles de pelar, adaptadas al envasado mecanizado, se volvieron disponibles para los productores de California, y los horticultores descubrieron cómo cultivar clementinas sin semillas, un tipo de mandarina, en el duro clima del valle de San Joaquín.

A finales de los 90, dos compañías con mucho dinero y buen sentido comercial, Sun Pacific y Paramount Citrus (ahora Wonderful Citrus), apostaron fuerte con enormes plantaciones de mandarinas en Maricopa Highway, 40 kilómetros al suroeste de Bakersfield, donde estaban aisladas de otros cítricos cuyo polen podría hacer que la fruta desarrollara semillas.

La apuesta les salió de forma espectacular. Las mandarinas de las dos compañías, vendidas en Cuties y Halos, dominan actualmente el mercado estadounidense; estas y algunas marcas más de frutas sin semillas, fáciles de pelar y con precios razonables se han convertido en un producto básico.

Sin embargo, como suele ocurrir, la industrialización exige compromisos. Hay dos tipos principales de mandarinas en las cajas de Cuties y Halos, y las que maduran antes —clementinas amarillas anaranjadas que se comercializan desde noviembre hasta mediados de enero— requieren un clima más mediterráneo para producir las frutas más jugosas y sabrosas. La variedad principal de clementina cultivada en California, Clemenules, es más grande pero menos sublime que las variedades originales, Algerian y Fina.

La supremacía de las dos grandes compañías y de dos tipos de mandarinas ha obligado a los pequeños y medianos productores a pensar con originalidad, a aprovechar los nichos de temporada y regionales, y a comercializar variedades superiores distintivas.

En cuanto al futuro, el auge de las mandarinas podría estar en su punto álgido. La mayoría de grandes productores creen que el mercado se está saturando y que las plantaciones de California se estabilizarán pronto. Sin embargo, pase lo que pase, las mandarinas han llegado, y ahora es el momento de probarlas.


Fuente: seattletimes.com



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