La etiqueta RFID se adhiere a los cajones de la cosecha para registrar sus movimientos entre los huertos y la planta de envasado, y también se puede integrar en las etiquetas de las tarrinas, bandejas y demás envases.
"Utilizamos la tecnología NFC (Near Field Communication), que se encuentra en muchos teléfonos inteligentes, por lo que cualquier productor, trabajador o consumidor puede usar su teléfono móvil para obtener información sobre dónde se cultivó la fruta, qué tratamientos y aerosoles se utilizaron en ella, etcétera, además de seguir la pista del producto hasta el supermercado. Además, como el sistema RFID es extremadamente seguro, los consumidores pueden saber con certeza la procedencia de sus productos, lo que es muy útil, por ejemplo, si se hubieran reetiquetado en otro país", explica Patrick Malley, director de Dataphyll Limited.
"Queremos que el sistema Binwise beneficie a las cadenas de distribución y a los consumidores, pero también a los productores como yo. Creo que es crucial que primero sea útil para los productores y operadores de poscosechado, porque si no los beneficia de verdad, no es más que 'un producto que está bien tener', como muchas otras tecnologías. Los productores tienen que poder llevarlo y correr de aquí para allá con él, así que hemos diseñado un 'software' que localice los productos en tiempo real y mejore la productividad, ya que, al ser automático, Binwise ahorra costes de mano de obra, tiempo y problemas a la hora de etiquetar los productos", continúa.
Además de ahorrar dinero, el sistema mejora la seguridad alimentaria, la trazabilidad y la gestión de la cadena de suministro. Malley calcula que el sistema se amortiza en unos dos años, aunque algunos clientes ya han recuperado su inversión en apenas un año.
"Hemos estado trabajando con T&G Global en su plantación de arándanos de Kerikeri (Nueva Zelanda) y estamos planteándonos ampliar nuestro producto con sus otras categorías, aunque este proyecto todavía está en las primeras etapas de negociaciones", comenta.
"Lo mejor de este producto es que se puede adaptar a cualquier cultivo, porque, en última instancia, lo que hace es recopilar los datos y rastrearlos de forma electrónica. Actualmente, lo usamos con kiwis, arándanos y frambuesas, y pensamos ampliarlo con muchos otros productos", enumera Malley.
Por ahora, Binwise solo se utiliza en Nueva Zelanda, que Malley considera un terreno de pruebas excelente, "pero queremos convertirnos en una empresa internacional próximamente y, como somos una empresa pequeña, queremos colaborar con personas que nos ayuden a lograrlo".
El equipo directivo de Dataphyll, compuesto por Reuben Wallis, especialista en "hardware" y sistemas, Christoph Kistler y Kerrin Roberts, ambos desarrolladores veteranos, lleva más de dos años trabajando en el sistema Binwise. "Hemos tardado dos años en desarrollarlo y hacer pruebas en el huerto de la familia para que sea perfecto. Un sistema como este supone muchos problemas técnicos y, una vez lo hagamos público, hay que estar preparados para resolverlos, porque en el mundo de la horticultura hay todo tipo de personas con distinta formación técnica y académica, de modo que Binwise tiene que ser accesible para todos", asegura el equipo.
"Creemos que tenemos una solución excelente que, empezando por el productor, abarca toda la cadena de suministro y que, además de gestionarla, recopila automáticamente una gran cantidad de datos que ayudan a mejorar los informes de productividad y otras herramientas muy útiles para rastrear y gestionar los productos y el personal en tiempo real. Muchos de los productores con los que hemos hablado afirman que estaban esperando un producto como Binwise para facilitar su trabajo, y nosotros esperamos trabajar con muchos más para ayudarles a mejorar sus negocios", concluye.