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Investigadores latinoamericanos utilizan la edición genética para obtener cultivos más resistentes

Un grupo de investigadores latinoamericanos utilizan la edición genética para obtener variedades más resistentes de cultivos básicos y frutas, según un seminario web de la Alliance for Science.

A la derecha: la investigadora Claudia Stange (Foto: ChileBio)

Entre ellos se encuentra Claudia Stange Klein, profesora del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, que actualmente utiliza CRISPR para obtener variedades de tomate y kiwi que puedan tolerar la sequía y la salinidad del suelo. También está editando manzanas para aumentar su perfil nutricional, con un mayor contenido de carotenoides y resistencia a la oxidación que provoca que se pongan marrones tras la cosecha.

Paul Chavarriaga, líder de la Plataforma de Transformación Genética y Edición del Genoma del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia, se centra en la mejora del arroz, las judías, la yuca y el cacao. La investigación sobre el arroz tiene como objetivo crear resistencia al virus de la hoja blanca, una enfermedad muy común en Latinoamérica que mata las hojas de la planta y afecta negativamente al rendimiento. En última instancia, los consumidores se beneficiarán del trabajo del equipo para mejorar los granos. En el caso del cacao, la fuente del chocolate, se están enfocando en los genes responsables de la absorción de metales pesados en un intento de reducir las cantidades de metales tóxicos en las semillas de cacao cosechadas.

Alejandro Hernández, profesor de investigación en edición del genoma y bioinformática en la Universidad TEC de Costa Rica, se centra en el arroz, la levadura y la banana. Descubrió que la banana tiene un gen que puede conferir de forma natural resistencia a varias enfermedades de las plantas. Sin embargo, el gen tiene poca presencia en el genoma, por lo que está intentando desarrollar variedades en las que ese gen sea más pronunciado.

La edición del genoma permite a los científicos desarrollar nuevas variedades de cultivos con mayor rapidez que otras herramientas de reproducción, explicó Hernández, de modo que estén listas para los agricultores en un periodo de tiempo más corto. Eso es importante, porque los agricultores necesitan urgentemente semillas que puedan resistir los efectos del cambio climático ya presentes en la zona latinoamericana.

Hernández está a la espera de que se apruebe la realización de ensayos de campo de su investigación en el marco del actual proceso de regulación en Centroamérica.

La regulación en la zona está jugando un papel central en el desarrollo de los cultivos editados genéticamente. En general, los países latinoamericanos que cuentan con una regulación que aborda las nuevas tecnologías de mejora genética (NBT), como los cultivos desarrollados con CRISPR, han creado un marco normativo flexible. Ese marco puede impulsar la inversión en la zona para crear nuevas variedades de cultivos.

Los panelistas coincidieron en que es fundamental tratar esos cultivos de forma diferente a los transgénicos (OGM) desde el punto de vista normativo. Dijeron que es importante que los científicos lideren la narrativa sobre la nueva tecnología para evitar que otros hablen en su nombre y difundan información errónea. Esa situación es la que se ha visto con los OMG en los últimos 25 años, impidiendo el acceso a la innovación en gran parte de la zona. Pero ahora los científicos tienen la oportunidad de hablar y compartir información.

 

Para más información: allianceforscience.cornell.edu

Fecha de publicación: