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Martin Kodde, responsable de Food Chain Engagement en Syngenta

La sostenibilidad es una de las claves para los productores de hortalizas

En la PMA Fresh Connections Southern Africa de la semana pasada, celebrada en Pretoria, Sudáfrica, Martin Kodde, responsable de Food Chain Engagement (compromiso de la cadena alimentaria) en Syngenta, esbozó cómo estaba trabajando su compañía para comprender las preocupaciones de sus clientes; "clientes que son todos productores”, recalcó Martin.



“El primer desafío es el cumplimiento de las regulaciones, pues tanto las compañías de importación como las de exportación esperan altos estándares, con el reto añadido de las certificaciones; en segundo lugar, la rentabilidad, ya que debemos garantizar que todo el que participe en la cadena de producción obtenga su porción; por último, la sostenibilidad, que se trata de ser eficiente en los recursos y en la gestión medioambiental; cuestiones que son más fáciles de identificar que de resolver, fin para el que aceptar la innovación es un paso imprescindible”.



Según Kodde, “una cadena de valor exitosa es aquella que crea valor desde el campo hasta la mesa; se trata de conseguir eficiencia en la cadena de suministro, de comprender las necesidades del consumidor, y esto es algo que uno no puede hacer de forma aislada, pues todos los participantes de la cadena de valor tienen un papel que desempeñar”.

Para identificar estas necesidades, Syngenta recurre a las encuestas al consumidor. “En una que realizamos hace dos años a 1.800 consumidores de hortalizas, descubrimos que el 10% de ellos podrían considerarse ‘consumidores atrevidos’; son los que compran nuevos productos y se los muestran a sus amigos”, explicó Martin.



“Por otro lado, el 33% podrían considerarse ‘consumidores valor-precio’, los más conservadores; los ‘consumidores de comodidad", quienes invierten poco tiempo en la preparación de los alimentos, supusieron el 25%; por último, los ‘consumidores comprometidos’, para quienes la sostenibilidad es la clave y suelen comprar productos ecológicos, representaron el 32%”.

“¿Cómo se traduce esto en nuestras actividades? En el caso de los tomates, por ejemplo, podemos fijarnos en características como el contenido de vitaminas, el sabor, la vida útil y la textura y adaptar los programas de obtención para cumplir las preferencias del consumidor, sin dejar de garantizar su resistencia a las enfermedades; es un proceso muy complejo que depende de una esmerada identificación genética”.

En cuanto a los productores, la sostenibilidad se ha convertido en un aspecto clave; cuestiones como la producción ética, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el suelo y la reducción del desperdicio para garantizar un futuro para las generaciones futuras, sin descuidar el aspecto económico.



“Para ayudar a los productores en ello, hemos desarrollado herramientas prácticas para asistirles en la puesta en marcha de prácticas sostenibles, como el Operation Pollinator, un programa internacional de biodiversidad diseñado para incrementar el número de insectos polinizadores en las explotaciones comerciales creando hábitats específicos, adaptados a las condiciones locales y a los insectos locales, que ya ha dado lugar a un aumento de la productividad”, aseguró Kodde.

“En Europa, también hemos desarrollado explotaciones operacionales en las que demostramos cómo funciona la sostenibilidad en muestras, entre otras cosas, cómo funcionan los insectos beneficiosos y de control, y también tenemos en funcionamiento programas de gestión de residuos. Todo ello contribuye a cumplir el objetivo de Syngenta, que es garantizar que nuestros productores puedan satisfacer todos los estándares privados al mismo tiempo que minimizan los riesgos en la cadena alimentaria”.
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