El sábado se publicó un artículo en la edición digital de Der Spiegel en el que se hacían graves acusaciones contra la cooperativa agrícola Landgard, afirmando que gasta mucho más de lo que la endeudada organización puede permitirse, desde lujosos coches de empresa hasta caras visitas a la Oktoberferst entre otros eventos. Todo ello financiado, se dice, por las 3.000 empresas socias del sector de las flores, frutas y hortalizas. "Solo trabajando juntos pueden estos productores mantenerse firmes ante el poder del comercio retail. Sin embargo, parece que ya no es todo 'solidaridad'. Cada vez el descontento es mayor entre los miembros por la prepotencia de sus jefes y sus laxos supervisores. Las primeras grietas ya se han manifestado".
El contraste con los altos niveles de deuda es muy pronunciado, se asegura. "A finales de 2019, la organización de Straelen –cerca de la frontera holandesa– tenía un pasivo de 141 millones de euros. Según documentos internos, ya se están sopesando nuevos préstamos. Del banco estatal KfW Bank podrían provenir 30 millones de euros".
El de 2020 ha sido un año turbulento para la mayor cooperativa de productores de Alemania, no solo por el coronavirus, sino también a nivel personal. Según Der Spiegel, esta ha sido otra causa de resentimiento para los miembros. El pasado octubre, algunos de los miembros se marcharon para formar su propia organización. "En primavera, el CEO Armin Rehberg tuvo que marcharse, aunque poco antes había sido elogiado por sus éxitos en la reestructuración. Como resultado, Labinot Elshani, considerado un talento de las ventas, se unió al consejo de administración formado por tres miembros, y tan solo unas semanas después fue apartado del equipo".
El artículo prosigue: "La situación económica [de los productores] es evidente por los exiguos precios pagados por sus productos. Mientras, abandonan más miembros la asociación de los que se unen. Los importantes productores de tomate de Neurath recientemente han fundado su propia organización comercial, como anunció el consejo de administración de Landgard en octubre, mostrando cierta preocupación".
Declaración de Landgard
La directiva de Landgard niega rotundamente las acusaciones vertidas en el artículo de Der Spiegel. Pese a los desafíos que ha planteado la pandemia, la organización no se encuentra en dificultades económicas. "La situación real es muy diferente de la descrita en el artículo digital, que da la impresión de que Landgard está experimentando problemas económicos y ha tenido que buscar más préstamos. De hecho, Landgard está negociando la continuación de la financiación de sus préstamos existentes. Las deudas de la cooperativa han caído un 57,6 por ciento desde 2011 hasta la actualidad, y continuarán reduciéndose". Según Landgard, el desarrollo positivo desde el año crítico de 2011 se debe al éxito de la expansión de las relaciones estratégicas con los clientes y a la continua adquisición de nuevos clientes importantes de una amplia gama de sectores del retail.
Las acusaciones de Der Spiegel se remontan hasta quince años, mucho antes de la fase de reestructuración de ocho años. "Landgard siempre ha reaccionado a las situaciones problemáticas con cambios de personal, reparando cualquier daño causado. Por desgracia, la información de Der Spiegel es sesgada, pese a que el redactor era consciente de la recuperación económica de Landgard y de las consecuencias de cualquier conducta falta de ética profesional".
Landgard también hace graves acusaciones, pues al artículo le preceden varias semanas de investigación por parte del redactor, que recibió todos los datos de manera transparente en respuesta a sus acusaciones. "Estos datos no se incluyen en su artículo, presumiblemente porque niegan su 'historia'".
Haga clic aquí para leer el artículo original (en alemán).
Nina Keune
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