En 1991, Craig Stauffer y Guy Kisling fundaron Vanguard International con el objetivo explícito de convertirse en un enlace entre los agricultores y los clientes en todo el mundo. Stauffer, que se crio en una explotación agrícola familiar en Bingen, en el estado de Washington, lleva en el sector hortofrutícola desde los siete años.
"Empecé recolectando judías verdes y pasé muchos veranos trabajando con cuadrillas de cosechadores y también en el almacén de envasado", rememora Stauffer. Después de graduarse en la Universidad de Oregón, el CEO de Vanguard ocupó varios puestos en Oregón y California: trabajó en el mercado mayorista de Portland, construyó negocios internacionales y se convirtió en presidente de Food Products International. Sin embargo, siempre llevó en el corazón a su estado natal y regresó al Pacífico Noroeste, a unos 1.500 kilómetros al norte de California.
Allí fue donde Stauffer y Kisling comenzaron su aventura el 2 de enero de 1991. "Nuestro objetivo era trabajar con proveedores y clientes de todo el mundo, a quienes proporcionarles una información oportuna y precisa y los productos de la mejor calidad posible. Queríamos fundar un negocio fuerte en California, Washington y Florida con suministro de cítricos, manzanas, peras, uvas, fruta de hueso y melones". Este objetivo se alcanzó mucho más rápido de lo planeado y, de trabajar con una base de productores en los Estados Unidos, la empresa empezó a expandirse y a representar a productores de otras partes del mundo.
Ampliación del radio de acción fuera de los EE. UU.
Fue en 1994 cuando Dirk Winkelmann, entonces presidente de Chiquita Frupac, se unió al equipo. "Dirk tenía una amplia red de contactos fuera de los Estados Unidos y, durante cinco años, nos pasamos viajando entre dos y tres semanas de cada mes", dice Stauffer. Durante ese tiempo, se abrió una oficina en Santiago, Chile, así como en Stellenbosch, Sudáfrica. "Antes de 1995, el cien por cien de la fruta producida en Sudáfrica se vendía a través de una única oficina, que por aquel entonces era Outspan. Nosotros nos presentamos como la alternativa de comercialización y lo mismo hicimos en Nueva Zelanda".
En el año 2000, Vanguard comenzó a representar a productores de Perú. Después de aquello, se abrieron oficinas en España, Italia, Australia, Egipto, China, Indonesia y Taiwán, todas las cuales Vanguard conserva todavía hoy. Con la expansión también llegó un aumento de la oferta de productos, que ahora también incluye frutos rojos, mangos, aguacates y piñas. Además, forman parte del surtido hortalizas como el jengibre, el ajo, la lechuga y las cebollas.
Adquiridos por una sociedad de capital riesgo
En 2015, cuando las ventas anuales de Vanguard rondaban los 150 millones de dólares, Stauffer y Kisling vendieron la empresa a la sociedad de capital riesgo Blue Road Capital. "Nos entendían y nos proporcionaron el capital y la experiencia para adquirir activos de producción. Su inversión nos permitió desarrollarnos para convertirnos en una organización mundial integrada verticalmente y, desde luego, nos llevaron a donde estamos hoy", asegura Stauffer.
El camino hacia la integración vertical comenzó en 2016 cuando se adquirió Agricola Challapampa en Ica, Perú. Cinco hectáreas de desierto se convirtieron en viñedos de uva de mesa en una de las principales regiones agrícolas de Perú. "Desde entonces, adquirimos más superficie, construimos un almacén de envasado y, hoy por hoy, cultivamos más de 1.000 hectáreas de variedades de uva de mesa de calidad premium, complementando al mismo tiempo nuestras capacidades de marketing y ventas. Bajo el liderazgo de Manuel Yzaga, el CEO de Vanguard Perú, hemos creado un equipo de categoría mundial. La integración vertical a través de Vanguard Perú ha sido una gran contribución a la totalidad de nuestras actividades globales".
Disponibilidad de todos los productos todo el año
Estar presentes en tantos países de todo el mundo ofrece una ventaja competitiva para ciertos orígenes. "Pongamos como ejemplo las uvas de mesa. Si la temporada de la India se ha retrasado, un país como Indonesia acude a la oferta del hemisferio sur. Desde países productores como Chile y Sudáfrica, hay un viaje de 45 días, mientras que las uvas de Australia tardan entre 7 y 10 días en llegar a Indonesia. Estar ubicados en países estratégicos en todo el mundo nos ha ayudado a eliminar algunas de esas barreras físicas".
Estas ubicaciones se eligieron también para asegurarse de que los productos ofrecidos junto con los productores y los proveedores de logística llegaran en condiciones óptimas al retailer las 52 semanas del año. "Es nuestra meta tener disponibilidad todo el año de todos los productores que nuestros clientes necesiten. Queremos brindarles seguridad de suministro y les prometemos que tendrán la fruta cuando la necesiten".
¿Cómo se convirtió Vanguard en la empresa que es hoy?
"Nos costó sangre, sudor y lágrimas, y muchas largas horas", expresa Stauffer. "No obstante, ante todo, no podríamos haberlo hecho sin un gran equipo de personas con ideas afines. Desde nuestra base de productores hasta nuestros socios comerciales, y nuestro personal del campo y también de la oficina". La mayoría llevan en la empresa 20 años o más y son personas apasionadas que son consciente de que forman parte de un negocio activo 24/7.
“Desde el principio, pusimos el foco en suministrar la mejor oferta posible, pero también creamos una oficina administrativa centrada en desarrollar sistemas y procedimientos robustos. Trabajamos duro para cultivar y reforzar unas relaciones profundas con nuestros productores, clientes, camioneros, transportistas marítimos y el resto de socios necesarios para construir y mantener un negocio de éxito".
"Por eso nuestro eslogan actual es 'Produce. Precisely'. El viaje desde el campo hasta los lineales de las tiendas de todo el mundo se lleva a cabo sin contratiempos de la mano de productores, distribuidores y mayoristas que comparten un compromiso común: suministrar a nuestros clientes con puntualidad el producto preciso que quieren servirles a sus clientes".
¿Qué nos deparará 2023?
"Creo que 2023 va a ser un año muy difícil. De hecho, creo que podría convertirse en el año más complicado de la historia reciente", prevé Stauffer. "Desde la perspectiva del consumo, la inflación mundial obliga a los consumidores a controlar dónde y cómo se gastan el dinero, así que procurarán administrar el bolsillo para intentar limitar sus gastos". Al mismo tiempo, los costes de producción siguen al alza y los productores, así como los envasadores, expedidores y empresas de marketing, tendrán que repercutir el aumento de los costes al consumidor para poder sobrevivir. "Esto podría resultar muy complicado a juzgar por los niveles de inflación actuales, que opino que durarán hasta finales de 2024".
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