“Además, tenemos que adaptar nuestros productos a los estándares y las regulaciones europeas", ha añadido Madmon. "Eso significa que se permiten menos pesticidas, nuevos problemas como la peronospora en la albahaca, y eso afecta al ciclo vital de nuestros productos". Al reducir la cantidad y los tipos de pesticidas que usan, los productores deben enfrentarse a más plagas y replantar con más frecuencia, y eso afecta a su resultado final.
“Debemos ser cautelosos para no repetir la situación que tuvimos con el estragón el invierno pasado", ha advertido Madmon. Fue una situación en la que los crecientes costes de producción del estragón hicieron subir los precios de mercado. El estallido de los precios y el consecuente descenso de consumo causaron que muchos productores se plantearan si valía la pena cultivar la hierba.
“Los productores debieron tomar la decisión de dejar de plantar estragón o reducir la producción", ha explicado Madmon. "En ese tipo de situaciones es muy fácil quedarse sin suministro".
Dada la situación, el mercado de las hierbas podría implosionar, pero Madmon ha señalado que han aprendido la lección y que están teniendo mucho cuidado de no aplicar sobreprecios a sus productos.
“Resulta más barato cultivar en Kenia y Etiopía, así que compensamos los costes cultivando más allí", ha dicho. "Solo hay que ser más cuidadosos y asegurar que no vuelva a ocurrir con otros productos lo que sucedió con el estragón".