Mientras que la campaña sudafricana acaba de terminar, los importadores llevan quince días iniciando la temporada española de clementinas y mandarinas. "Los volúmenes empezarán a intensificarse en la próxima semana. El producto originario de Córcega debería entrar en el mercado en unos días, aunque algunos operadores empezaron con variedades precoces la semana pasada", afirma Benoît Maillard-Guillon, de Établissements Meseguer, situado en el MIN de Rungis. 
Un reto que se establecerá a nivel comercial
Aunque la campaña de este año se presenta bastante bien desde el punto de vista de la producción, es en el plano de la comercialización donde se plantea el reto: "Ya sea en términos de volúmenes o de calidad, la temporada se presenta bien. Es cierto que ha habido olas de calor, pero se han mantenido bajo control en los campos. Así que no me preocupa la calidad de los productos este año. Sin embargo, es la situación económica la que podría suponer un problema. El aumento de los costes energéticos es tal que no podemos permitirnos ningún error. Más que nunca, cualquier mercancía que aceptemos enviar deberá ser de una calidad impecable. No podemos correr el riesgo de que nos rechacen mercancías en un contexto en el que el precio del combustible, la energía y los costes de producción se han disparado".
Un contexto que fomenta el despilfarro alimentario
Pero, paradójicamente, en una época en la que el concepto de "antidespilfarro" está de moda, el contexto actual empuja al sector aún más a esta búsqueda de la perfección cualitativa: "El consumidor es menos tolerante con la calidad del producto que antes. Y hoy ya no podemos permitirnos 'ir a la aventura'. El riesgo es demasiado grande. Ahora, si tengo la más mínima duda sobre la calidad del producto, aunque sea una ligera marca o una fruta apenas madura, no lo envío. Es un círculo vicioso que, por desgracia, fomenta el despilfarro de alimentos y conduce a un sistema completamente improductivo".
Una campaña que probablemente sea especialmente difícil para los pequeños productores
El aumento de los costes de la energía es ciertamente muy difícil para todos los países, pero lo es todavía más para los que no se benefician de un escudo tarifario: "Los españoles se ven aún más afectados que nosotros por el aumento de los costes de la energía. Estamos hablando de facturas que triplican las de los pequeños comercios que tienen sistemas de refrigeración. Todos los actores de la cadena se verán afectados, desde el productor hasta el distribuidor. Y será importante que estos últimos entren en el juego y se incluyan en esta necesidad de reducir los márgenes. Los productores no podrán soportar por sí solos este descenso, que se verá aún más inducido por las promociones, especialmente si no están conectados a una oficina de ventas. Es posible que muchos pequeños productores no se recuperen de esta campaña. Algunos incluso dejan la fruta en los árboles para evitar el riesgo de venderla a pérdidas. En cuanto a nosotros, nuestro reto este año será multiplicar los puntos de venta para garantizar la venta de la mercancía al mejor precio posible para nuestros productores". 
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Benoît Maillard-Guillon
Ets Meseguer
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